No cabe duda que en la mayoría de oportunidades agradecemos solamente cuando nos suceden cosas que para nosotros son “positivas”, un aumento de sueldo, un premio, buenas calificaciones de nuestros hijos, coronar un sueño, etc., reaccionamos ante esto con alegría, disfrute, satisfacción y tantos sentimientos agradables que como humanos nos realizan.
Caso contrario cuando nos suceden cosas “negativas”, una llanta pinchada, desempleo, un jefe antipático, un sueño que no se cumplió, etc., asumimos la actitud contraria, pesadumbre, miedo, inseguridad y otros que nos desagradan y nos hacen sentir mal.
Pero acá viene la buena noticia, tanto por las cosas positivas como por las negativas deberíamos agradecer ¿Debería agradecer por quedarme sin empleo? ¿Qué estás pensando Mónica? Pues…..aunque usted no lo crea, detrás de las cosas negativas, se esconden verdaderas bendiciones.
A lo mejor un ejemplo aclara este contrasentido. Después de mi primer empleo de ocho años, por cierre de la Institución, me quedé sin trabajo y me lamenté mucho, pasé por varias entrevistas en busca de uno estable; cada negativa de contratación me frustraba grandemente y constituía un duro golpe a mi autoestima; ahora lo comprendo y doy gracias a Dios por no haber recibido alguno de los empleos que solicité, la mayoría tenía condiciones laborales que a la larga serían desfavorables para mi, los horarios eran muy cargados, las distancias largas en algunos tenía que viajar al interior, en otros no gozaba de prestaciones, etc.
Mi empleo actual se encuentra directamente relacionado a mi carrera, el lugar es muy bonito y trabajo con la población que siempre había soñado, además el horario es muy adecuado para mí y trabajo a diez minutos de donde vivo; es más, nuestra vida cambió por completo, adquirimos una vivienda mas amplia y bonita de la que teníamos y Mónica estudia en un mejor colegio, relativamente cerca de nuestra casa.
Esto lo escribo porque leyendo un libro que se denomina “Chocolate Caliente para el alma”, me llamó mucho la atención la historia de Frank, la cual resumo a continuación:
Frank deseaba volar al espacio, era su sueño de niño, como en los pueblos pequeños de Estados Unidos no había mayores oportunidades, se hizo maestro de ciencias. Un día recibieron una convocatoria los maestros para competir por un vuelo espacial de la NASA, ¡la oportunidad que había soñado!, no solo estaría cumpliendo su sueño, sino también honrando a su pueblo que creía en él. Hicieron la elección entre 11,000 aspirantes y él fue de los 100 elegidos, el grupo se fue depurando mediante pruebas, para al final quedar únicamente 15, a los cuales sometieron a un curso de dos semanas arduas de preparación con simuladores de falta de gravedad y varias pruebas mas, luego se despidieron para esperar la respuesta.
En su casa revisaba la correspondencia día a día, esperando tan preciada respuesta, ¡tenía que ganar!, no podía defraudarse a si mismo, a su familia, a sus alumnos y a la gente del pueblo que confiaba en él.
Por fin llegó la devastadora noticia, no sería el primer maestro en salir al espacio: la NASA había elegido a una maestra de Concord, New Hampshire, llamada Christa McAluffie. El optimismo fue desplazado por depresión, furia y falta de confianza. Buscó consuelo en el papá y solo recibió las siguientes palabras “NADA OCURRE SIN MOTIVO”, lo que incrementó su ira ¿Qué consuelo es ese? ¿No se le ocurría nada mejor que decir? En ese momento no entendió nada.
El martes 28 de enero de 1986, la fecha con que había soñado desde hace 25 años antes, vieron en el televisor el despegue del Challenguer con familia y amigos. Mientras se alejaba de la torre pensó para si mismo “¡HABRIA SIDO CAPAZ DE CUALQUIER COSA POR ESTAR ALLÍ!” Setenta segundos después, el Challenguer estalló, matando a cuantos iban a bordo, incluida la maestra McAluffie, de inmediato recordó las palabras de su padre, nada ocurre sin motivo.
Esta historia de la vida real me llevó a la reflexión de que detrás de todo acontecimiento que parezca negativo para nosotros, siempre existen efectos positivos y en mayor medida de lo que pensamos. Esto lo escribo para que reflexionemos sobre ello y saquemos nuestras propias conclusiones, yo escribí al inicio un ejemplo de mi vida, pero realmente son muchos.