10/20/2007

Un respiro

Voy a tener que descansar por un espacio breve de tiempo, en vista de muchas ocupaciones que no me dan espacio para mas actividades.
De vez en cuando los visitaré. ¡saludos a todos mis amigos blogueros!

10/10/2007

Agradezcamos por nuestros problemas

No cabe duda que en la mayoría de oportunidades agradecemos solamente cuando nos suceden cosas que para nosotros son “positivas”, un aumento de sueldo, un premio, buenas calificaciones de nuestros hijos, coronar un sueño, etc., reaccionamos ante esto con alegría, disfrute, satisfacción y tantos sentimientos agradables que como humanos nos realizan.

Caso contrario cuando nos suceden cosas “negativas”, una llanta pinchada, desempleo, un jefe antipático, un sueño que no se cumplió, etc., asumimos la actitud contraria, pesadumbre, miedo, inseguridad y otros que nos desagradan y nos hacen sentir mal.

Pero acá viene la buena noticia, tanto por las cosas positivas como por las negativas deberíamos agradecer ¿Debería agradecer por quedarme sin empleo? ¿Qué estás pensando Mónica? Pues…..aunque usted no lo crea, detrás de las cosas negativas, se esconden verdaderas bendiciones.

A lo mejor un ejemplo aclara este contrasentido. Después de mi primer empleo de ocho años, por cierre de la Institución, me quedé sin trabajo y me lamenté mucho, pasé por varias entrevistas en busca de uno estable; cada negativa de contratación me frustraba grandemente y constituía un duro golpe a mi autoestima; ahora lo comprendo y doy gracias a Dios por no haber recibido alguno de los empleos que solicité, la mayoría tenía condiciones laborales que a la larga serían desfavorables para mi, los horarios eran muy cargados, las distancias largas en algunos tenía que viajar al interior, en otros no gozaba de prestaciones, etc.

Mi empleo actual se encuentra directamente relacionado a mi carrera, el lugar es muy bonito y trabajo con la población que siempre había soñado, además el horario es muy adecuado para mí y trabajo a diez minutos de donde vivo; es más, nuestra vida cambió por completo, adquirimos una vivienda mas amplia y bonita de la que teníamos y Mónica estudia en un mejor colegio, relativamente cerca de nuestra casa.

Esto lo escribo porque leyendo un libro que se denomina “Chocolate Caliente para el alma”, me llamó mucho la atención la historia de Frank, la cual resumo a continuación:
Frank deseaba volar al espacio, era su sueño de niño, como en los pueblos pequeños de Estados Unidos no había mayores oportunidades, se hizo maestro de ciencias. Un día recibieron una convocatoria los maestros para competir por un vuelo espacial de la NASA, ¡la oportunidad que había soñado!, no solo estaría cumpliendo su sueño, sino también honrando a su pueblo que creía en él. Hicieron la elección entre 11,000 aspirantes y él fue de los 100 elegidos, el grupo se fue depurando mediante pruebas, para al final quedar únicamente 15, a los cuales sometieron a un curso de dos semanas arduas de preparación con simuladores de falta de gravedad y varias pruebas mas, luego se despidieron para esperar la respuesta.

En su casa revisaba la correspondencia día a día, esperando tan preciada respuesta, ¡tenía que ganar!, no podía defraudarse a si mismo, a su familia, a sus alumnos y a la gente del pueblo que confiaba en él.

Por fin llegó la devastadora noticia, no sería el primer maestro en salir al espacio: la NASA había elegido a una maestra de Concord, New Hampshire, llamada Christa McAluffie. El optimismo fue desplazado por depresión, furia y falta de confianza. Buscó consuelo en el papá y solo recibió las siguientes palabras “NADA OCURRE SIN MOTIVO”, lo que incrementó su ira ¿Qué consuelo es ese? ¿No se le ocurría nada mejor que decir? En ese momento no entendió nada.

El martes 28 de enero de 1986, la fecha con que había soñado desde hace 25 años antes, vieron en el televisor el despegue del Challenguer con familia y amigos. Mientras se alejaba de la torre pensó para si mismo “¡HABRIA SIDO CAPAZ DE CUALQUIER COSA POR ESTAR ALLÍ!” Setenta segundos después, el Challenguer estalló, matando a cuantos iban a bordo, incluida la maestra McAluffie, de inmediato recordó las palabras de su padre, nada ocurre sin motivo.

Esta historia de la vida real me llevó a la reflexión de que detrás de todo acontecimiento que parezca negativo para nosotros, siempre existen efectos positivos y en mayor medida de lo que pensamos. Esto lo escribo para que reflexionemos sobre ello y saquemos nuestras propias conclusiones, yo escribí al inicio un ejemplo de mi vida, pero realmente son muchos.





10/02/2007

El triángulo de Karpman

Codependencia es una adicción a una persona y al problema de esa persona. Es una adición a la relación y a los problemas que trae o qu acarrea la relación.
Es un patrón de conducta, sentimientos y creencias aprendidas, que hacen la vida dolorosa. Es una dependencia a la gente y las cosas que lo rodenan y trae como consecuencia el descuido de la persona codependiente hasta el punto de no tener identidad propia.


En relación a la codependencia se visualiza el triángulo de Karpman, cuyos tres lados corresponden al controlador, el rescatador y la víctima.

El Controlador:
El intento de controlar y dirigir el cambio de las personas, nos hace que quedemos a merced de éstas. El controlador pasa a ser controlado. Y si ya de por si es malo ser controlado por alguien aun es peor ser controlado por la enfermedad de una persona, ya sea el alcoholismo, la ludopatía, un desorden de alimentación o de cualquier adicción.

Rescatador:
Consiste en hacer cosas por los demás que son perfectamente capaces de hacer por si mismos y que probablemente deberían estar haciendo.
Por alguna razón en algún momento de nuestra vida asumimos que nuestra obligación o deber era cuidar de los demás, que esa manera de actuar nos ennoblecía y nos confería nuestro valor más intrínseco como personas. Es por eso que podemos malgastar nuestra vida rescatando a las personas que nos rodean.
Rescatamos cada vez que nos hacemos cargo de las responsabilidades de otro ser humano, de los pensamientos, los sentimientos, las decisiones, la conducta, el crecimiento, el bienestar, los problemas o el destino de otra persona”.
Lo paradójico es que una persona equilibrada y emocionalmente estable no aceptará que nadie le rescate, entre otras razones, porque ella misma es perfectamente capaz de identificar y resolver sus problemas.

La víctima:
son las personas que no sólo aceptan ser rescatadas, sino que refuerzan todos nuestras conductas y comportamientos rescatadores, al menos al principio.
En relación a este esquema, se van cambiando los roles, la víctima pasa a ser controlador, el controlador a ser rescatador y el último a ser la víctima.

La codependencia se puede entender como una cierta adicción a las personas, nuestra “droga” por así decirlo, son las personas que dejan que desempeñemos nuestro rol favorito, tanto es así que nosotros pasamos a ser controlados por esa necesidad de reafirmarnos con ese comportamiento. Frecuentemente el codependiente termina enamorándose o quedando estrechamente ligado a una persona alcohólica o con algún otro trastorno compulsivo, lo cual termina por abocarle sin remedio a su destrucción emocional si es que no toma medidas antes.
No se puede cambiar a las personas, cuidar y rescatar de los demás es una manera de escapar de nuestros problemas. Es una conducta basada en una premisa falsa, ya que no se puede cambiar a las personas. Desde luego que las personas cambian, pero lo hacen cuando ellas quieren, cuando les llega su momento y cuando están preparadas para hacerlo. }

Hay esperanza para el codependiente:
Llegado un momento, la vida del codependiente se convierte en una pesadilla, en algo inmanejable, en una obsesión y preocupación continúa por los problemas de otra persona, es cuando por así decirlo tocamos fondo, debemos agradecer eso, ya que buscamos ayuda para resolver nuestro padecimiento.
Es un proceso lento, con muchas recaídas, porque no hay que olvidar que el comportamiento codependiente en un principio nos hace feliz, nos crea la ilusión de que conseguimos algo. Poco a poco uno se va sintiendo mucho mejor, más equilibrado y más fuerte. Con esfuerzo y empeño se consiguen adquirir los nuevos recursos que nos ayudaran a lidiar con el día a día de una manera más racional, entendiendo el ritmo de la vida, el momento en el que estamos y en el que están los que nos rodean... y lo más importante progresivamente nos conseguimos liberar de la pesada carga que supone intentar cambiar y controlar a las personas que nos rodean o amamos. ¿Quién no ha soñado en cambiar la conducta de su pareja?
La manera mas segura de volvernos locos es involucrarnos en los asuntos de los demás y la manera más rápida de volver a estar sanos y felices es atender nuestros propios asuntos.
Los grupos de autoayuda de doce pasos para codependientes también ayudan bastante en esa terrible lucha consigo mismo.